El Tribunal Federal no dio a conocer los fundamentos con los que consideró inocentes a los imputados por “abuso sexual con acceso carnal“ .
El Tribunal Federal de Mar del Plata absolvió a los dos marineros acusados de haber violado a otro en un buque pesquero que había amarrado en el puerto de la ciudad en abril de 2020.
Este martes al mediodía, los jueces Luciano Poderti, Roberto Falcone y Roberto Minguillón, de manera unánime entendieron que J.D.A. y a E.G.Z. eran inocentes del delito de “abuso sexual con acceso carnal“ por el cual habían sido juzgados.
El Tribunal no dio los fundamentos de su decisión, que se conocerán el próximo 8 de octubre.
En el alegato, realizado por el fiscal Juan Manuel Pettigiani y el auxiliar fiscal Carlos Fioriti, habían solicitado que se condenara a J.D.A. a 10 años de prisión y a E.G.Z. a 8 años.
La denuncia se centró en lo ocurrido en la madrugada del 19 de abril de 2020, cuando la víctima, que era ayudante de mozo de un buque pesquero cumplía función como marinero de guardia, ya que el barco se hallaba amarrado al puerto de Mar del Plata.
El buque en el que la víctima trabajaba había vuelto de navegar en la marea que se extendió del 5 de marzo al 16 de abril de 2020. Como había llegado en pleno aislamiento social por la pandemia del coronavirus, la víctima y otros siete marineros se quedaron de guardia y fue así como en la noche del 18 de abril, según la denuncia, hicieron una reunión en el barco con música y alcohol.
Terminada la reunión, el hombre se fue a un camarote, que compartía con uno de los acusados. Siempre según la hipótesis acusatoria, la víctima se despertó en el camarote, mientras era sujetado de sus brazos y sometido sin capacidad de liberarse por el marinero con quien compartía camarote, para que otro lo violara.
Planteos de la fiscalía
Pettigiani y Fioriti explicaron en el alegato que no se pueden esperar otros testigos o reproducción fílmica como prueba de un abuso en un camarote y remarcaron que si bien podían haber posibles inconsistencias en el testimonio de la víctima, estas “podrían obedecer a una estrategia de supervivencia, a la vergüenza, al bloqueo de episodios traumáticos, lo que genera que las situaciones vividas sean reconstruidas de manera tal de poder seguir conviviendo con los recuerdos”.
Cuanto mayor sea el número de veces en que se haya tenido que recuperar el recuerdo, mayor será el riesgo de su distorsión. En esa dirección, Fioriti explicó ante los jueces que “muchos episodios de este tipo de violencia sexual carecen de otros testigos directos, además de la propia persona que ha atravesado esa violencia, pudiendo presentar dificultades para dar precisiones temporales y espaciales.
Según los fiscales, la declaración de la víctima constituye una prueba fundamental en los casos de abuso sexual, sobre todo cuando pudo brindar un relato completo, detallado y coherente a lo largo del tiempo con que se pueda hacer la reconstrucción histórica de lo ocurrido.
Para los representantes del Ministerio Público Fiscal existe “una falta de reconocimiento institucional” sobre las violencias sexuales ejercidas contra varones, las cuales en algunas ocasiones quedan invisibilizadas.
“Esta invisibilización se desprende no sólo de la falta de registro de las agencias del sistema penal, sino también por el estigma y la vergüenza que estas acciones provocan en los varones sometidos a estas violencias, que obturan sus posibilidades de denunciar en atención a las expectativas sociales que recaen sobre ellos, vinculadas a un estereotipo de masculinidad fuerte, no plausible de ser sometida sexualmente”, consideraron Pettigiani y Fioriti.